Subíamos en silencio hasta el último piso.
Obviábamos el ascensor, nos enredábamos.
Nuestros pestañeos se sincronizaban y tus labios seguían el camino de lunares que acababan en esa parte a la derecha de mi alma, esa a la que le pusiste tú nombre y menos mal, porque yo ya no recordaba otro nombre que no fuese el tuyo.
Obviábamos el ascensor, nos enredábamos.
Nuestros pestañeos se sincronizaban y tus labios seguían el camino de lunares que acababan en esa parte a la derecha de mi alma, esa a la que le pusiste tú nombre y menos mal, porque yo ya no recordaba otro nombre que no fuese el tuyo.
Y conozco bien lo de que nadie es perfecto, pero apostaría mis manos a que escuchar tu respiración es lo más cerca que estaremos a la paz mundial.
5 comentarios:
Es perfecto.
yo también quiero la paz mundial, pues! :)
Haz el amor y no la guerra.
(;
Qué perfección!
Me encanta tu blog, lo pongo en mi lista de blogs porque sin duda es uno de los mejores :) ¿Te pasas? http://fueunintentodesonrisa.blogspot.com.es/
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