lunes, 14 de enero de 2013

No debía de quererte y, sin embargo, te quiero.

A veces nos creemos con la capacidad de cambiar mundos ajenos. Más que mundos, vidas.  Más que vidas, sentimientos, opiniones e, incluso, principios. Pero nadie ha demostrado aún que estemos en lo cierto.  Y, de hecho, creo que no lo estamos, no somos nosotros intencionadamente sino las circunstancias y cúmulo de situaciones las que cambian a los demás, las que nos cambian... así que supongo que tú fuiste una especie de extraterrestre. Alguien (o simplemente algo) de otro planeta. Llegar y cambiar radicalmente un mundo, una vida, unos sentimientos y unas cuantas opiniones y principios, no te hace un ser humano corriente.  (El amor cómo de ciegos nos deja, ¿eh?) Pensándolo mucho y teniendo en cuenta que estas oportunidades (las del amor) sólo se presentan cada dos billones de años en mi caso (billón arriba, billón abajo), ¿cómo podría no querer tenerte para siempre?. Explícame cómo podría yo ser capaz, ni si quiera intentarlo, de no verte cada día. De no oírte a todas horas. De no amarte y siempre desearte. De no añorarte e imaginarte si no estás. De no besarte la sonrisa. De no dormir sin soñar tu voz. Explícame, por favor. Explícame cómo podría ser yo capaz, ni si quiera intentarlo, de no maldecir al destino. De no culparte a ti de todo. De no intentar olvidarte si es que no puedo tenerte. De no quererte aunque tu ya ni nos recuerdes. De no seguir escribiéndote como si fueras a leerme. 
De no tener fe, que me dijeron, es lo último que se pierde.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quizás ese billón de años sea bastante más corto en realidad. Todo pasa por algo, pero también todo se pasa si no merece la pena.