miércoles, 21 de abril de 2010

II

...Sólo porque alguien no te quiera de la manera que a ti te gustaría,
no significa que no te quiera con todas y cada una de sus fuerzas...



Domingo. 06:34 a.m. No había pegado ojo. En el silencio de la noche rechinaban las grúas y las gruesas cadenas de hierro del puerto y no le habían dejado descansar ni si quiera unos minutos. Había estado dándole vueltas al asunto y lo veía difícil. Todavía dudaba de si surtiría efecto aquel mensaje. Pero ya no había marcha atrás. Ya le quedaba poco que perder. Su orgullo ya era papel mojado. Eso dolía. Eso dolía y también asombraba. Por ella. Lo había echo por ella. No se lo hubiera imaginado nunca. ¡Con lo orgulloso que solía ser! Le quedaba el consuelo de que quizás le saliera rentable. Si. Él siempre fue así de frío en cuestión de sentimientos. Había salido de casa el Sábado por la mañana. Ya no aguantaba más sin verla. Y no sabía el por qué. No se explicaba como la echaba de menos si fue él quién la dejó tirada cuando más lo necesitaba. Él lo sabía: no tenía mucho de excusa, pero si de realidad.
Necesitaba verla. Verla. Un minuto sería suficiente, o no, pero se conformaría. No soportaba estar empezando a olvidar poco a poco sus rasgos. Sus labios. Su nariz. Su pelo. Sus ojos. Adam paró sus pensamientos justo ahí. Sus ojos. Era una de las cosas que le enamoraban de ella. Sus ojos. Le volvían loco. Eran enormes. Brillantes. Aún siendo de un color tan común como el marrón, eran únicos en su especie. Tanto como ella..

Domingo. 08:22 a.m. Estaba empezando a agobiarse. Agobiarse mucho. No tenía noticias de Amanda. No le cogía el teléfono ni se había molestado en contestar al mensaje.
Adam siempre se autodefinía como un chico paciente. Más que paciente... pasota. Pero no podía más. Ya no quedaba uña que al morder no le produjese dolor. Y en el hostal de mierda que había alquilado no había televisión que ver. Se tiró en la cama haciendo un esfuerzo. Cerró los ojos y se le ocurrió utilizar la técnica que le enseñó su madrina de niño. Pensar en el mar. En la playa. Imaginarse el sonido de las olas y el rugido del viento. Olvidarse de...

Domingo. 01:45 p.m. Riiiiiiiiiing, Riiiiiiiiing.

2 comentarios:

Capturadora de sensaciones. dijo...

Laura, me tienes intrigadisima..escribe cojones, escribe
:)

María Álvarez del Vayo dijo...

Jajaja, cabrona! Como me quedas asi?:P
Me entanta esta historia chica!