escribo para desahogarme. Hacía tiempo que no escribía sobre algo en concreto, puesto que en mi vida no pasa nada en concreto. Y no es que haya sucedido ahora, si no que echaba de menos escribir sobre algo. O sobre nada. Escribir. Sobre mi vida o sobre lo que me gustaría que fuese mi vida, pero escribir. Y mientras deslizo mi puño sobre el papel, voy aclarando mis ideas.
Me voy dando cuenta que aprendo más de las experiencias y errores ajenos que de los míos. Sobre todo en el campo amor. Y eso es todo un alivio, me ahorro ese pueril sufrimiento. Pueril.
A mi edad toca ser pueril, inconsciente, irresponsable...
A mi edad toca no pensar. Vivir. Dejarse llevar, sin más.
Luego ya vendrán las lamentaciones, los tragos amargos y toda esa mierda. Pero ahora, se coge carrerilla y se hecha a correr. Se intenta saltar los obstáculos que van apareciendo por el camino, y si no se es capaz de sortearlos todos pues alguno que otro se lleva por delante, que se le va a hacer.
Total, con un poco de Vetadine todo se cura ¿no?
Pero a mi, maldita niña rara, justo cuando empiezo a mentalizarme del recorrido, justo cuando empiezo a retroceder para coger impulso, justo cuando empiezo a acelerar, mi subconsciente me traiciona. Ale, a la mierda todo. Me paro en seco. Pienso en la inutilidad del sprint.
Pienso en el Vetadine. Que no, que estaba equivocada. Que todo no lo cura. Lo de los sentimientos, lo del corazón roto, con boquetes, no lo cura ni un trasplante.,
Será que le tengo manía a mi edad. Será que nací en el tiempo equivocado.
Nadie entenderá esta carta. Ni si quiera yo la entendería si no fuese la autora. Pero sé que tú si. Tu me entiendes. Por eso confío en ti. Por eso a veces me haces falta. Me entiendes y te entiendo. Aun que no sea lógico. Porque no es lógico. Pero, que quieres, lo estúpido es tan mágico.,
Me voy dando cuenta que aprendo más de las experiencias y errores ajenos que de los míos. Sobre todo en el campo amor. Y eso es todo un alivio, me ahorro ese pueril sufrimiento. Pueril.
A mi edad toca ser pueril, inconsciente, irresponsable...
A mi edad toca no pensar. Vivir. Dejarse llevar, sin más.
Luego ya vendrán las lamentaciones, los tragos amargos y toda esa mierda. Pero ahora, se coge carrerilla y se hecha a correr. Se intenta saltar los obstáculos que van apareciendo por el camino, y si no se es capaz de sortearlos todos pues alguno que otro se lleva por delante, que se le va a hacer.
Total, con un poco de Vetadine todo se cura ¿no?
Pero a mi, maldita niña rara, justo cuando empiezo a mentalizarme del recorrido, justo cuando empiezo a retroceder para coger impulso, justo cuando empiezo a acelerar, mi subconsciente me traiciona. Ale, a la mierda todo. Me paro en seco. Pienso en la inutilidad del sprint.
Pienso en el Vetadine. Que no, que estaba equivocada. Que todo no lo cura. Lo de los sentimientos, lo del corazón roto, con boquetes, no lo cura ni un trasplante.,
Será que le tengo manía a mi edad. Será que nací en el tiempo equivocado.
PD: Vale, estar entre dos mares es una posición bastante justa. No puedo pedirte más, pero tampoco menos.
Fdo: Nadie.
1 comentario:
Yo creo que entiendo algo...
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