viernes, 11 de diciembre de 2009

Pequeña, yo ya me bajé de esa noria.

No vengas ahora a demostrarme que vales más de lo que pensaba, porque ya no quiero que valgas nada.

Hoy... hoy me siento bien.
Pensaba que conocía mis límites. Pensaba que conocía hasta donde podía llegar. Pensaba que me conocía. Pero hoy pienso que tengo que pensar menos.

Últimamente ya no es lo que era. Yo (sinceramente) ya no quiero que sea lo que fue. Las cosas cambian y a mi me apetecía cambiar por cambiar. Por amor al cambio.
¿Quién me lo iba a impedir? Nadie. Bueno, si... la maldita conciencia. Le pido que se calle. Incluso me conformo con que baje la voz. Pero es mala y maldice mis peticiones. Habla más alto. Grita.

Pero de vez en cuando, cada vez que digo cuando, acude la fuerza de voluntad y forcejea con ella hasta callarla. Y me alivia. Y vuelvo a volver. A volver a mi locura. A volver haciendo lo que la locura te hace hacer. Siendo lo que soy, siendo yo. ( Me, myself and i )

1 comentario:

X dijo...

Cuando callamos nuestra conciencia, somos (casi) todopoderosos. :-)